sábado, 10 de julio de 2010

Romancilla apoyado en una canción popular

Góngora, 1581:



Da bienes Fortuna
Que no están escritos:
cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.
¡Cuán diversas sendas
se suelen seguir
en el repartir
honras y haciendas!
A unos da encomiendas,
a otros sambenitos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.
A veces despoja
de choza y apero
al mayor cabrero;
y a quien se le antoja
la cabra más coja
pare dos cabritos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.
Porque en una aldea
un pobre mancebo
hurtó sólo un huevo,
al sol bambolea;
y otro se pasea con cien mil delitos.
Cuando pitos flautas
cuando flautas pitos.
Góngora.
Las flores del romero,
niña Isabel,
hoy son flores azules,
mañana serán miel.

Celosa estás, la niña,
celosa estás de aquel
dichoso, pues, le buscas,
ciego, pues no te ve,
ingrato, pues te enoja
y confiado, pues
no se disculpa hoy
de lo que hizo ayer.
Enjuguen esperanzas
lo que lloras por él;
que los celos entre aquellos
que se han querido bien
hoy son flores azules,
mañana serán miel.

Aurora de ti misma,
que cuando a amanecer
a tu placer empiezas,
te eclipsan tu placer,
serénense tus ojos,
y más perlas no des,
porque al Sol le está mal
lo que a la Aurora bien.
Desata como nieblas
todo lo que no ves;
que sospechas de amantes
y querellas después,
hoy son flores azules,
mañana serán miel.

Alberti, “Por amiga, por amiga”.
Por amiga, por amiga.
Sólo por amiga.
Por amante, por querida.
Sólo por querida.
Por esposa, no.
Sólo por amiga.

Alberti, “Zarza florida”.
SAN RAFAEL (SIERRA DE GUADARRAMA)
Zarza florida
Rosal sin vida.
Salí de mi casa, amante,
por ir al campo a buscarte.
Y en una zarza florida
hallé la cinta prendida,
de tu delantal, mi vida.
Hallé tu cinta prendida,
y más allá, mi querida,
te encontré muy mal herida
bajo del rosal, mi vida.
Zarza florida
Rosal sin vida.
Bajo del rosal sin vida.

Lorca, 1923: “Baladilla de los tres ríos”.
El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos,
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
El río Guadalquivir
tiene las barbas granates.
Los dos ríos de Granada,
uno llanto y otro sangre.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
Para los barcos de vela
Sevilla tiene un camino;
por el agua de Granada
sólo reman los suspiros.
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
Guadalquivir, alta torre
y viento en los naranjales,
Dauro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
¡Quién dirá que el agua lleva
un fuego fátuo de gritos!
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
Llevo azahar, lleva olivas,
Andalucía, a tus mares,
¡Ay, amor
que se fue por el aire!

Gerardo Diego: repetición propia del Romancero tradicional, “Fontefrida, fontefrida”.
Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.

Indiferente o cobarde
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.

Tú, viejo Duero, sonríes
Entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.

Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.

Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.

Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada

sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.

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