sábado, 10 de julio de 2010

El gusto por las flores

Góngora, 1603:

Lilio siempre real nascí en Medina
Del Cielo, con razón, pues nascí en ella;
Ceñí de un Duque excelso, aunque flor bella,
De rayos más que flores frente dina.
Lo caduco esta urna peregrina,
Oh peregrino, con majestad sella;
Lo fragrante, entre una y otra estrella,
Vista no fabulosa determina.
Estrellas son de la guirnalda griega
Lisonjas luminosas, de la mía
Señas oscuras, pues ya el Sol corona.
La suavidad que expira el mármol (llega)
Del muerto lilio es; que aun no perdona
El santo olor a la ceniza fría.


Góngora, 1609:

Los blancos lilios que de ciento en ciento,
Hijos del Sol, nos da la Primavera,
A quien del Tajo son en la ribera
Oro su cuna, perlas su alimento;
Las frescas rosas, que ambicioso el viento
Con pluma solicita lisonjera,
Como quien de una y otra hoja espera
Purpúreas alas, si lascivo aliento,
A vuestro hermoso pie cada cual debe
Su beldad toda. ¿Qué hará la mano,
Si tanto puede el pie, que ostenta flores,
Porque vuestro esplendor venza la nieve,
Venza su rosicler, y porque en vano,
Hablando vos, espiren sus olores?

J.R.J., 1919. Piedra y Cielo: “El poema”
¡No le toques ya más,
Que así es la rosa!

“Amor”

¡Entera en la mañana, cada día,
Para mí; toda, cuerpo y alma
-flor cerrada de nuevo con la aurora,
Con su perfume recojido,
Barca tornada al puerto, con el sol,
De su pesca nocturna, mar adentro,
Con su vela plegada-;
Haciéndome gustosa –entera para mí-,
Como una reina buena, entre sonrisas olvidadas de la gloria,
La donación del sueño!

Lorca, 1924. “Oda a Salvador Dalí” [fragmento]

Una rosa en el alto jardín que tú deseas.
Una rueda en la pura sintaxis del acero.
Desnuda la montaña de niebla impresionista.
Los grises oteando sus balaustradas últimas.

“Casida VII. De la rosa”
La rosa,
No buscaba la aurora:
Casi eterna en su ramo,
Buscaba otra cosa.

La rosa,
No buscaba ni ciencia ni sombra:
Confín de carne y sueño,
Buscaba otra cosa.

La rosa,
No buscaba la rosa:
Inmóvil por el cielo
Buscaba otra cosa.

Jorge Guillén, 1926: “La rosa”. A J.R.J.

Yo vi la rosa: clausura
Primera de la armonía,
Tranquilamente futura.
Su perfección sin porfía
Serenaba el ruiseñor,
Cruel en el esplendor
Espiral del gorgorito.
Y al aire ciñó el espacio
Con plenitud de palacio,
Y fue ya imposible el grito.

Gerardo Diego, 1932: “Flores apenas”

Flores de ágiles luces de cinema,
Flores de sueño, flores de ceniza,
Esa pierna, ese torso, esa melliza
Sesga mirada que fulgura y quema,

La blanca nuca en flor y la diadema
De cabellos en flor que se abre y riza,
Cómo resbaladiza se desliza
Esa vida, la vida que no rema.

Óptica diminuta, el mar y el sable,
Las espumas que extienden sus labores.
Vidrios sobre el mantel, plano palpable,

Delicia al tacto de ojos bebedores.
Nada sois, nada, engaño irreparable,
Flores apenas, flores, flores, flores.

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